sábado, 25 de enero de 2014

Semana III: 20 al 25 de enero 2014 (Entrenamiento Gabriel Yépez)


Respondiendo a la tarea de investigar los planes de estudio de las distintas escuelas y universidades en la Carrera de Actuación, puesta por Gabriel Yépez. 


Planes de estudio: 

Distrito Federal

Centro Universitario de Teatro
Universidad Nacional Autónoma de México

Diplomado en Actuación


Colegio de Literatura Dramática y Teatro
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad Nacional Autónoma de México

Licenciatura en Literatura Dramática y Teatro


Escuela Nacional de Arte Teatral
Instituto Nacional de Bellas Artes

Licenciatura de Actuación 


Casa del Teatro

Licenciatura en Actuación 


CasAzul 

Carrera de Actuación 


Universidad de Londres

Licenciatura en Actuación 







domingo, 19 de enero de 2014

domingo, 12 de enero de 2014

Semana I: 7 al 11 de enero 2014 (Entrenamiento de Gabriel Yépez)

*Consultar Entrenamiento de Gabriel Yépez

Responde a las preguntas:
¿En qué momento quisiste ser actriz?
¿En qué momento decidiste estudiar teatro?

Diario cursi del pasado: la infancia siempre fue mejor 

Antes de ser actriz quise ser bonita. Yo quería ser como mi prima Alejandra. Y mi prima Alejandra era bonita y estaba en el taller de teatro de su escuela. Lógica simple: si estudias teatro, eres bonita. Después, en primero de primaria, mi mamá empezó a trabajar en las tardes y nos metieron a mi hermana y a mí a una escuela que tenía talleres hasta las cuatro o cinco. Y yo escogí el de teatro. Porque quería ser grande y bonita. Mi maestro tenía el pelo largo lo cuál lo hacía a mis ojos un hombre muy atractivo e interesante, un hombre de mundo que debía de saber muchas cosas. Casi no recuerdo nada de sus clases. Las obras las escribíamos los niños, pero como yo había faltado mucho, no tenía ningún diálogo en la pastorela de diciembre. Era una pastora más que corría detrás de los pastores principales que sí tenían diálogos. El día de la función una niña de tercero de primaria se enfermó y tuve que suplirla diciendo una de las frases más importantes de la obra: “Miren la estrella de Belén”. Era una responsabilidad inmensa. Antes de salir mi maestro me miró a los ojos y me dijo: “Lo más importante, Isabel, es respirar”.
Mi abuelo Rosendo fue y grabó la obra, y después, en su casa, le pedí que se la mostrara a mi prima. En un momento de la historia los pastores lanzábamos unos polvos mágicos a un coche volador para transportarnos. Era una acción muy confusa y ninguno de los adultos la entendió, pero mi prima Alejandra, muy segura, les aclaró: “Están aventando unos polvos mágicos”. Y en ese momento yo decidí que quería hacer teatro siempre, porque pensé que las actrices entendían cosas que para el resto permanecían confusas e inaccesibles.

Cursi, pero la verdad. Así que mi historia se vuelve un cliché, porque soy una actriz que casi siempre supo que quería ser actriz. Y lo que empezó por una búsqueda de la belleza, no sé hasta qué punto ha girado su objetivo.  


Decidí estudiar teatro en tercero de secundaria. Mi mejor amiga y yo nos conocimos en el taller de teatro de la escuela y decidimos buscar una clase externa. Terminamos en el taller de Iniciación a la actuación de Casa del Teatro. Ahora, viéndolo en retrospectiva, es chistoso cómo eran muy nuevos y ajenos los ejercicios que después haría muchas veces en la carrera en el CUT: caminar por el espacio, reconocer mi esqueleto, aventarnos una pelota entre todos sin que se cayera. Veíamos principalmente ejercicios de “Indeterminación” (¿qué es la “Indeterminación”? ¿por qué le llamamos así?). Todo estaba a flor de piel. Me sentí poderosa. Investigué. CUT o ENAT o la Facultad de Filosofía y Letras. Mi mamá no quería que estudiara en el CUT porque no era Licenciatura y porque tenía fama de que los directores encueraban a las alumnas. Que a su amiga no se quién le había pasado no se qué. Un día me llevó a platicar con el amigo de un amigo que daba clases en la Facultad, para convencerme de que el CUT no era una opción viable para la vida. Que no iba a tener trabajo. Yo seguí en Casa del Teatro durante todo el CCH. Y el último año hice todo lo que me dijeron que tenía que hacer para entrar a la ENAT o al CUT y metí mi pase directo para la Facultad. Esther Seligson me dijo que bajara cuatro kilos y yo bajé ocho. Nora Maneck me dijo que algo me pasaba y que si seguía triste no me iban a aceptar en ninguna escuela. Fui a correr. Fui al teatro. Leí. Me metí a clases de canto. Seguí bajando de peso. E hice los dos exámenes. Cuando me reuní con Mario Espinosa después de que me aceptaron, me preguntó por qué había hecho examen a la ENAT y por qué había decido quedarme en el CUT. Yo le respondí que antes de ser de alguna escuela yo quería ser actriz, y que había escogido el CUT porque yo siempre había querido estudiar en la UNAM. Entre condicionada porque tenía diecisiete años y porque, según Mario, tenía tics en la cara. Nunca, en mis cuatro años de la carrera, me volvieron a decir nada de esos tics.