*Consultar
Entrenamiento de Gabriel Yépez
Responde a las preguntas:
¿En qué momento quisiste ser
actriz?
¿En qué momento decidiste
estudiar teatro?
Diario cursi del pasado: la infancia siempre fue mejor
Antes de ser actriz quise ser
bonita. Yo quería ser como mi prima Alejandra. Y mi prima Alejandra era bonita
y estaba en el taller de teatro de su escuela. Lógica simple: si estudias
teatro, eres bonita. Después, en primero de primaria, mi mamá empezó a trabajar
en las tardes y nos metieron a mi hermana y a mí a una escuela que tenía
talleres hasta las cuatro o cinco. Y yo escogí el de teatro. Porque quería ser
grande y bonita. Mi maestro tenía el pelo largo lo cuál lo hacía a mis ojos un
hombre muy atractivo e interesante, un hombre de mundo que debía de saber
muchas cosas. Casi no recuerdo nada de sus clases. Las obras las escribíamos
los niños, pero como yo había faltado mucho, no tenía ningún diálogo en la
pastorela de diciembre. Era una pastora más que corría detrás de los pastores
principales que sí tenían diálogos. El día de la función una niña de tercero de
primaria se enfermó y tuve que suplirla diciendo una de las frases más
importantes de la obra: “Miren la estrella de Belén”. Era una responsabilidad
inmensa. Antes de salir mi maestro me miró a los ojos y me dijo: “Lo más
importante, Isabel, es respirar”.
Mi abuelo Rosendo fue y grabó la
obra, y después, en su casa, le pedí que se la mostrara a mi prima. En un
momento de la historia los pastores lanzábamos unos polvos mágicos a un coche
volador para transportarnos. Era una acción muy confusa y ninguno de los
adultos la entendió, pero mi prima Alejandra, muy segura, les aclaró: “Están
aventando unos polvos mágicos”. Y en ese momento yo decidí que quería hacer
teatro siempre, porque pensé que las actrices entendían cosas que para el resto
permanecían confusas e inaccesibles.
Cursi, pero la verdad. Así que mi
historia se vuelve un cliché, porque soy una actriz que casi siempre supo que
quería ser actriz. Y lo que empezó por una búsqueda de la belleza, no sé hasta
qué punto ha girado su objetivo.
Decidí estudiar teatro en
tercero de secundaria. Mi mejor amiga y yo nos conocimos en el taller de teatro
de la escuela y decidimos buscar una clase externa. Terminamos en el taller de
Iniciación a la actuación de Casa del Teatro. Ahora, viéndolo en retrospectiva,
es chistoso cómo eran muy nuevos y ajenos los ejercicios que después haría muchas
veces en la carrera en el CUT: caminar por el espacio, reconocer mi esqueleto,
aventarnos una pelota entre todos sin que se cayera. Veíamos principalmente
ejercicios de “Indeterminación” (¿qué es la “Indeterminación”? ¿por qué le llamamos así?). Todo estaba a
flor de piel. Me sentí poderosa. Investigué. CUT o ENAT o la Facultad de
Filosofía y Letras. Mi mamá no quería que estudiara en el CUT porque no era
Licenciatura y porque tenía fama de que los directores encueraban a las
alumnas. Que a su amiga no se quién le había pasado no se qué. Un día me llevó
a platicar con el amigo de un amigo que daba clases en la Facultad, para convencerme
de que el CUT no era una opción viable para la vida. Que no iba a tener
trabajo. Yo seguí en Casa del Teatro durante todo el CCH. Y el último año hice
todo lo que me dijeron que tenía que hacer para entrar a la ENAT o al CUT y
metí mi pase directo para la Facultad. Esther Seligson me dijo que bajara
cuatro kilos y yo bajé ocho. Nora Maneck me dijo que algo me pasaba y que si
seguía triste no me iban a aceptar en ninguna escuela. Fui a correr. Fui al
teatro. Leí. Me metí a clases de canto. Seguí bajando de peso. E hice los dos
exámenes. Cuando me reuní con Mario Espinosa después de que me aceptaron, me
preguntó por qué había hecho examen a la ENAT y por qué había decido quedarme
en el CUT. Yo le respondí que antes de ser de alguna escuela yo quería ser
actriz, y que había escogido el CUT porque yo siempre había querido estudiar en
la UNAM. Entre condicionada porque tenía diecisiete años y porque, según Mario,
tenía tics en la cara. Nunca, en mis cuatro años de la carrera, me volvieron a
decir nada de esos tics.